Acompañar a nuestras propias hijas e hijos a conocer su cuerpo y su sexualidad es una hermosa tarea si la hacemos desde el corazón, desde la inocente curiosidad y el respeto… ¿queréis que empecemos?
¡Seguidme, que en el camino está el secreto!
Primero de todo me gustaría contaros como he llegado yo a este punto de mi vida, a difuncir constantemente la importancia de acompañar la sexualidad y de mostrar una visión positiva y bella de la menstruación y por eso me parece vital contaros un poco como nació el deseo personal de escribir “El tesoro de Lilith”, este cuento que trata sobre la sexualidad, el placer y el ciclo menstrual, y creo que a través de conocer mi propia historia podréis también conocer la historia de muchos niños y niñas y quizás sentiros vosotr@s también identificados y así poder acompañar la sexualidad de l@s pequeñ@s desde al amor y el respeto.
Cuando yo era pequeña me acuerdo que alrededor de los 5 o 6 años yo ya me tocaba y acariciaba a solas o con otras niñas y niños de la escuela, lo hacíamos de escondidas, no queríamos que nadie nos viera y también sentía que quizás era algo malo lo que hacíamos pues nadie, ni nuestros propios padres nos contaban nada.
Me acuerdo sentir bien profundo una pregunta,
¿cómo es que nuestros padres o maestros que lo saben todo nunca nos habían hablaban del placer de nuestro cuerpo?
Yo sentía que lo que hacíamos era un juego más, que no había nada de maldad en nuestro juego y que lo único que sentíamos era placer y risas,
¿por qué no nos contaban nada y teníamos que hacerlo a escondidas?
Esa duda se quedó dentro de mí y después, ya de más adulta pude ver a esa niña investigando su cuerpo, su placer y vi la inocencia y la belleza de su juego, ¿cómo es que los adultos no acompañábamos esta parte más de la existencia, de la sexualidad?
Evidentemente la sexualidad de la infancia no tiene nada que ver con la adulta, simplemente mostrándoles que lo que sienten es normal, y es bueno, que es su cuerpo y que conocerlo les hará más felices y seguras de sí mismas. Sentí que era importantísimo que los padres y madres empezáramos a acompañar con amor la sexualidad de nuestros propios hijos, ¿quien mejor que nosotros para hacerlo?
A mi me hubiera encantado de pequeña que me hubieran dicho que lo que sentía era sano, era normal y que la sexualidad igual que el resto de cosas de mi vida iría creciendo, cambiando y evolucionando.
A veces palabras o conversaciones tan sencillas pueden cambiar grandes cosas, por lo menos no sentirse sólo ni extraño.
Me gustaría contaros también un poco acerca de la cultura donde vivimos y de donde venimos, ¡bien importante!
Venimos de una cultura donde generación tras generación la sexualidad ha sido un tabú, donde no se habla, es un secreto y los secretos a veces hacen daño.
Yo propongo que vayamos destapando dulcemente este tabú, que poco a poco nos vayamos abriendo a ver con los ojos que nuestros propios hijos e hijas nos muestran acerca de la sexualidad, una sexualidad libre de prejuicios y tabús, una sexualidad inocente y bella, llena de juego y experimentación. Que nos dejemos impregnar por esta visión y sentir de la sexualidad. Y desde aquí, aceptemos que somos seres sexuales desde que nacemos, que la sexualidad crea la vida y también, si es con amor, alegra la vida.
Entreguémosles este hermoso regalo, conocer su cuerpo, sentirse dueñas de él, conocer su placer, lo que le gusta lo que no, para que así cuando lleguen a la adolescencia y sus hormonas les inviten apasionadamente a indagar el sexo opuesto y a seguir experimentando más y más que sientan confianza en ellas mismas, así sabrán pedir lo que quieren y también rechazar lo que no les gusta.
Esta seguridad en un@ mism@ y autoestima empieza en la infancia, valorándoles sus necesidades y deseos.
Crear una nueva generación de chicos y chicas que se respeten y escuchen a si mismos y a los demás está en nuestras manos, en cómo les acompañamos y les escuchamos cuando son pequeños.
Que al fin y al cabo es cuando nos quieren escuchar, cuando somos sus referentes, ya que cuando son adolescentes no quieren saber ni pío de sus padres, ¡No me has hablado nunca de la sexualidad, y ahora me vienes a contar?! Todas sus dudas e inquietudes de tantos años, ese muro invisible de silencio y tabú ellos lo notan, y claro que lo notan, y entonces la misma vergüenza que como padres sentíamos para hablarles ellos la sentirán para contarnos después.
Y necesitamos que nos cuenten, que puedan confiar en nosotros, que sepan que estaremos allí para cualquier duda, ¡cualquier duda!
Y este vínculo de comunicación y confianza tan valioso en la adolescencia se crea en la infancia, siendo sinceros, escuchándoles y abriendo nuestro corazón. Atreviéndonos a saltar las barreras del silencio y el tabú que nosotras mismas vivimos cuando fuimos pequeñas.
A mi nadie me dijo que lo que hacía no estuviera bien, ni mal tampoco, no me dijeron nada, el SILENCIO COMO EDUCACIÓN, y el silencio también educa, ¡Y mucho!
Y también transmite unos valores.
Yo os propongo que observeris a vuestros hijos, sin juicios, solamente observando, ¿como viven ellos la sexualidad, como la experimentan?
Cuando los niños son pequeños hacen muchas preguntas, y la mayoría de ellas, sin palabras, sólo con gestos, miradas. Esas son las preguntas que ellos nos hacen, a veces en la ducha, otras en la cama a la hora de cambiarles, ¿nos pueden mirar nuestro sexo o quizás el suyo, les permitimos que investiguen? ¿O les censuramos inmediatamente? Tal y como nosotros reaccionemos es la información que ellos reciben, sin palabras sólo con gestos. Pueden recibir apertura o pueden recibir una barrera.
No se trata de obligarnos a nosotros mismos a ser quien no somos, sino a sentir la curiosidad sana que siente nuestr@ hij@ por su cuerpo y por el nuestro propio, la inocencia de experimentar y descubrir nuestros pechos, nuestra vulva o pene, … para ell@s nuestros órganos sexuales son igual de interesantes que nuestras orejas o ojos si les permitimos que así sea.
No se si conseguiremos llegar tan lejos, pero si podemos dar un paso más, a abrirnos un poco más, a dejar que caiga el tabú suavemente y a permitirnos ver de vez en cuando nuestra sexualidad y placer con ojos de niño.
Me gustaría hablaros también de otro gran tabú que quise suavizar con el cuento “El tesoro de Lilith”, la menstruación.
Cuando empecé a escribir e indagar acerca de la sexualidad infantil, noté mucha tristeza cuando me di cuenta de la educación que había recibido sobre el ciclo menstrual, de toda la información directa e indirecta que hay en nuestra cultura respecto a la menstruación.
Me di cuenta de cuantas miles de mujeres viven la menstruación como otro tabú, con dolor, silencio y soledad, ¡que horror! El ciclo menstrual nos acompaña desde la adolescencia hasta la madurez, unos 30 o 40 años de nuestra vida entre 5 o 6 días cada mes, ¡son muchísimos días de nuestra vida para vivirlos sufriendo.!
Empecé a investigar, ¿es natural que suframos, o es cultura y educación?
Descubrí que había mujeres que vivían la menstruación llenas de placer, que había muchas culturas que el periodo menstrual lo vivían centradas en ellas, en un estado de meditación profunda. Leí el libro “luna roja” de miranda gray, el cual ahonda en los misterios y regalos que cada fase del ciclo menstrual nos entrega, ¡y fue como un jarrón de agua caliente y dulce! ¡Que engañadas hemos estado tantas mujeres de esta cultura occidental, rehuyendo nuestro ciclo menstrual, sin conocerlo, …!
Empecé entonces a profundizar en los misterios de cada fase del ciclo menstrual, y me di cuenta que el dolor aparece muchas veces cuando hay miedo, ¡ y como no va ha haber miedo si sangramos una vez al mes y la información que muchas veces solamente tenemos es que tenemos que ponernos una compresa!
¡qué incoherencia!
Descubrí que el ciclo menstrual es un baile de hormonas que nos afectan a nuestro estado físico, emocional, espiritual y en como nos relacionamos y sentimos con nosotras mismas y con los demás. ¡Una transformación constante!
¡ Así que somos 4 mujeres en una !
De pronto me sentí tan tranquila, tan en paz, me acuerdo en la adolescencia sentir que a veces estaba loca, que cambiaba tanto de pensar y sentir que ni mis mejores amigas me comprendías, ¡ni yo misma sabía que me pasaba!
¡Pues claro, somos 4 mujeres en una! 4 formas de sentir, de ver el mundo y de expresarnos!
Y aprender estos matices que cambian constantemente y que son cíclicos es vital para comprendernos, aceptarnos y amarnos.
¡Dejar de luchar contra nosotras mismas para bailar con nuestra propia danza!
Os voy a explicar un poco más detalladamente sobre cada fase:
Os lo explicaré con metáforas para que sea más fácil de comprender, si queréis saber la parte más fisiológica de cada etapa del ciclo menstrual os recomiendo encarecidamente el libro de Anna Salvia llamado “Viaje al ciclo menstrual”, en él nos cuenta de una forma amena y sencilla cada etapa incluyendo n diario para poder llevar por escrito estos cambios que cada mes se repiten una y otra vez y observar como los vives tú en especial.
Esta explicación que voy a hacer ahora es general, cada una de nosotras siente cada fase de una forma única y especial , así que simplemente os invito a dejaros sentir con que os sentís más identificadas y a investigar como es en vosotras cada fase de vuestro ciclo menstrual.
Cada fase dura unos 5 o 7 días, depende de cada mujer.
1.- Empezaré por explicar La Fase Pre-Ovulatoria, , que es después del sangrado menstrual.Para mí la energía que desprende es como LA PRIMAVERA.
Nos sentimos llenas de energía y vitalidad, renovadas después de la menstruación y con ganas de hacer mil cosas, somos directas, decididas, extrovertidas, …
Como un brote yendo hacia el sol, llena de fuerza y de poder.
2.- La Fase que sigue es la Ovulatoria, es cuando somos fértiles, es el polo opuesto a la menstruación, EL VERANO.
En esta etapa nos sentimos completas, tranquilas y con una gran capacidad para la empatía.
Disfrutamos de compartir lo que somos y lo que tenemos, Como un manzano entrega sus frutos, Nosotras nos entregamos a la vida.
3.- La Fase PreMenstrual, justo antes del sangrado es EL OTOÑO.
Muchas veces nos sentimos sensibles, es una hora de recogernos, de ir poco a poco hacía nuestro interior, hacía nuestra cueva.
Reflexionar sobre nosotras mismas, sobre nuestra vida y sobre el mundo que nos rodea.
Empezamos a ver lo oculto a los ojos, lo que no se ve. Ahora vemos con los ojos del útero y podemos conocer la oscuridad.
4.- Por último, La Fase Menstrual, el sangrado, es para mi como EL INVIERNO.
Durante el sangrado, si respetamos nuestra necesidad de reposo y a veces de soledad nos visitan las emociones de la tranquilidad, la paz y la serenidad.
Es un momento de soñar despiertas, conectadas profundamente con nuestro ser,
Como una semilla, como una estrella, latiendo despacio y brillando internamente.
Existiendo sólo para nosotras mismas, sólo para nuestras propias necesidades.
Si quereis ahondar un poco más acerca de la importancia de respetar este momento de energía baja que sentimos durante la fase menstrual, el sangrado, os invito a leer un post que escribí hace unos meses, (haz clic AQUÍ)
Como habréis visto son energías muy diferentes que vivimos las mujeres mes tras mes, energías que podemos observar una y otra vez a nuestro alrededor: la primera, el verano, el otoño y el invierno, pero en vez de vivirlo una vez al año, ¡lo vivimos cada mes! Entonces es normal que mejor aprendamos el ritmo y disfrutemos con lo que nos entrega en cada etapa, a disfrutar con los amigos y el buen tiempo del verano y a descansar y reposar en invierno, no?
Si sientes que tienes una mala relación con la menstruación yo te animo a que la próxima vez que tengas la menstruación te permitas descansar, dormir y soñar, y que anotes en un diario todo lo que sientas, pienses o sueñes. Que no intentes tapar los sentimientos de vacío, soledad o tristeza con dulces o chocolate, que los sientas, los vivas y los escribas o pintes después, es necesario. Ya que estos sentimientos no son negativos son necesarios para después llenarnos, ¿como vamos a llenar una copa de vino si ya está llena? Tenemos que vaciarla antes y quedarnos vacías, disfrutar de estar relajadas, en paz, …
Creo que os he podido transmitir un poco acerca de esta visión ancestral de la sexualidad femenina y del ciclo menstrual, para mí fue un cambio descubrirlo, realmente me siento mucho más feliz y en harmonía con mi cuerpo.
Yo necesité transmitir la esencia de esta sabiduría a nuestras pequeñas, que desde bien pequeñas sepan que un día bailarán la danza del ciclo menstrual. Por eso, en el cuento, El tesoro de Lilith a la protagonista, Lilith le regalan la Flor de la Vida, una flor que cada mes, crece, madura, envejece y muere, para renacer otra vez llena de fuerza y energía.
A través de esta metáfora y algunas otras más ya vamos transmitiendo este mensaje cíclico y natural sobre la sexualidad femenina, y lo más importante es el espacio de confianza que vamos creando poco a poco a la hora de leer el cuento, abriendo un espacio para hablar de la sexualidad con nuestras hijas e hijos en la intimidad y mostrar una visión bella y alegre de la sexualidad, el placer y el ciclo menstrual.
Espero que os haya servido de ayuda estas ideas y experiencias que os he compartido hoy, os invito a seguir conectadas a través de Facebook, podéis encontrarme en la página de “El tesoro de Lilith” y también en este mismo blog donde os podéis subscribir para recibir los posts en vuestra bandeja de mail,
Os mando un fuerte abrazo,
¡Seguimos en contacto!
Pintura portada post por Agnès Mateu (www.agnesmateu.com)
El resto de ilustraciones del artículo por Carla Trepat.