Cuento «La Mujer Árbol»

Hoy os regalo un cuento de Ximena Noemí Ávila Hernández (http://www.cantarosagrado.cl), un cuento que realmente me ha tocado el corazón, habla de la Mujer Árbol.

La Mujer Árbol se me repite una y otra vez y me maravillo y me sorprendo como también está presente para muchas otras mujeres, que como yo, han sentido el grito de la tierra y su conexión con la Mujer Árbol.

Fuí hace poco a una charla sobre mujeres y ecología donde me dijeron que recién en los años 70 cuando la mujer empezó a entrar en los círculos artísticos y a sentirse libre para crear y expresarse, muchísimas fueron las mujeres que lo primero que pintaron fue «La Mujer Árbol».

¡Espero que os guste!

“Cuenta una historia muy pero muy de antaño, de la que ya no muchos recuerdan, ni de la que ya no muchos hablan, que antes de que aparecieran los humanos de dos patas en la tierra, todas las mujeres, antes de ser mujeres fueron árboles, y tal como estos, tenían raíces que las hacían una con la madre tierra, manos largas y resecas hechas de troncos y cortezas, y largos cabellos que se cubrían de hojas, flores, frutos y aves que cantaban en primavera.

Estas vivían en los rincones más hermosos, se nutrían del sol, el agua y el viento y jamás estaban solas, pues las rodeaban todas las criaturas del bosque tanto las terrenas, como las más mágicas que puedas imaginar. Así también las custodiaba y nutría el árbol más sabio de todos, al que llamaban “la abuela árbol”, un árbol tan pero tan viejo, que conocía todos los secretos sobre la vida y sobre la muerte, y siempre que una mujer árbol de cualquier lugar del mundo enfermaba se comunicaba con la abuela a través de sus raíces para sanar.

Las mujeres árbol tenían poderes mágicos, se comunicaban sin usar las palabras, movían los elementos sin tener manos y podían sentir a todos los seres de la naturaleza a través de la red profunda que formaban con sus raíces bajo la tierra.

Un día mucho tiempo después de que llegaran a la tierra los humanos de dos patas, algo pasó y comenzaron los tiempos de guerras, muertes y destrucción, algunos dicen que a causa de la ambición por los reinos, el poder y las riquezas. Fue una época terrible, donde muchas mujeres árbol fueron convertidas en madera y quemadas como forma de generar calor. De esta manera para poder mantener vivas a sus hijas, la abuela árbol les permitió desenraizarse y tener pies para que pudiesen correr y esconderse lejos del peligro. Así las mujeres árbol debieron aprender a caminar y sobrevivir por sí mismas, a cambio perderían sus raíces y su conexión a la madre tierra y todos los seres que en ella habitaban, esto les causaba tremendo dolor y tristeza, pero esta era la única forma de sobrevivir y conservar la tradición de las mujeres árbol.

Quien me contó esta historia dice que pasaron muchos siglos hasta que la guerra por los reinos terminó, en ello muchas mujeres árbol murieron de tristeza ya que no soportaron la soledad y el desenraizamiento, otras se olvidaron de quienes eran, por lo que aprendieron a vivir con los de dos patas perdiendo sus poderes y capacidades mágicas. Sin embargo hubo otro grupo de mujeres árbol que se distribuyeron por el mundo y a pesar de separarse se prometieron jamás dejar de ser ellas mismas y conservar en su más profunda memoria de ADN, todo aquello que ellas aprendieron de la abuela árbol. Así este grupo de mujeres se prometieron encontrarse y reencontrarse en todas las vidas posteriores, manteniendo muy bien guardado el secreto de sus orígenes y poderes.

Así también la abuela deseando nunca más separarse de este bosque de doncellas y en un acto de amor profundo por sus hijas, bendijo a todas las mujeres con un árbol en su vientre, y éste árbol se transformó en lo que hoy es nuestro útero. Así todas las mujeres pueden recuperar su enraizamiento a la madre tierra nutriéndose de todo su amor, pues el útero es su anclaje a su verdadera esencia. Desde él está la forma de recuperar la razón más primigenia del ser mujer. Y lo maravilloso de la bendición de la abuela árbol es que tengamos o no un útero físico, siempre tendremos un útero energético que nadie nos podrá jamás arrebatar.

Esta es una historia muy, pero muy antigua, sin embargo muchos dicen que en estos tiempos la abuela árbol está haciendo un llamado fuerte y claro a sus hijas. Es así como al abrazar al árbol más viejo del bosque y apoyar tu oído en su tronco, éste te contará los secretos de las mujeres árbol, te llenará de todo su amor y te otorgará toda su medicina ancestral. Y ya nunca más estarás desconectada de la abuela árbol. Tu útero recuperará sus raíces y caminarás por siempre anclada a la tierra.”

Las mujeres hemos olvidado nuestros orígenes, y con ellos, toda la humanidad anda perdida. No os preocupéis, La Abuela árbol nos está llamando de nuevo, un grito profundo y continuo, de regreso a casa, a la Madre Tierra, déjate llevar, recuerda, siente, descansa en tus raíces.

arbol

5 comentarios el “Cuento «La Mujer Árbol»

  1. Preciosa historia. Creo que la historia de muchas porque así lo he sentido. Me he emocionado al leerlo. Enhorabuena y gracias por el mensaje

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  2. Gracias por este cuento, me ha resonado profundo, me ha tocado el corazón; acabo de experimentar un momento de trance cotidiano, donde sentí una conexión profunda con la «selva» y notaba una selva viva en mi, con sus vientos y fuerza presente, con su explosión de energía, con su grito contenido y la reconexión en el útero como una forma de volver al origen, me dado respuestas importantes. Profundamente gracias.

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  3. Siempre me he identificado con un árbol. Pasear por un bosque es un bálsamo para mi alma; el sonido producido al pisar las hojas, el de las aves, los coros de las hojas al son del aire; el aroma de la tierra, ese inconfundible aroma de nueva vida, de sustancia nutricia… Y Wangari Maathai… Cuando la vi por primera vez me dio una sacudida mi útero, hablándome de otra vida y otra tierra. Y la primera vez que me hice una con un pino negro y me mostró cómo era la vida de árbol y cómo fue mi vida siendo árbol… Me invade la emoción, mezcla de tristeza y alegría. Amenazan las lágrimas, pero no son necesarias y respiro hondo, evocando el olor de la tierra. Todo está bien. Gracias.

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    • «…preciosas palabras…y precioso final que me llevan a evocar a Louise Hay, una de mis maestras…efectivamente TODO ESTA BIEN…gracias»

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  4. «…sé que pertenezco a ese grupo de mujeres y que me reencuentro con ellas a lo largo de este mundo, así ha sido…algo de verdad tiene esto que tener, lo siento así, porque desde niña para mi un árbol era el tesoro mas infinito que existia, los tengo pintados, en diferentes formas, texturas e incluso mi logo personal es un arbol…La historia es entrañable y potente….y llena de sabiduria»
    GRACIAS.

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