Hoy necesito escribir sobre el silencio y la cárcel en que vivimos muchas mujeres, yo la primera.
Antes de ser madre sabía que este mundo, mi mundo, el europeo, no estaba bien montado para criar a los niños, para darles la atención y cuidados que necesitan, lo sabía, lo sentía, lo veía diariamente cuando madres y padres corrían metro arriba y metro abajo, cuando observo las escuelas enrejadas y cientos de niños corriendo arriba y abajo gritando y después encerrados en cuatro paredes.
Lo sabía y aún así no pude prevenir la soledad y el agotamiento infinito que siento. Siento que dos personas no son suficientes para un bebé, que hace falta la abuela, el amigo, la tía, … y que viven lejos y que cuando vienen celebramos el encuentro pero no soluciona el agotamiento diario de no dar abasto con las tareas del hogar y el trabajo y que sobretodo, ¡Qué triste crecer un bebé sin más niños y niñas a su alrededor diariamente!
No en una guardería, no, en casa, con su mamá de fondo, con su teta cada dos o tres horas (¡cuando ella pida!) y que pueda jugar y disfrutar de la riqueza de las diferentes edades, eso es la Tribu.
Siempre supe que me faltaba mi tribu, personas con quién compartir el día a día y crecer juntos, aprender juntos y así también hacerlo nuestras hijas y nuestros hijos.
Compartir la crianza y también las tareas y responsabilidades, ya que compartiendo la vida se hace más ligera, más amada y más feliz.
Este modelo de encarcelamiento en casa que vivimos las madres y las familias, separadas las unas de las otras, alejadas, distantes,… es un sistema de vida Patriarcal, hay otros modelos, donde se potencia más la vida en comunidad y el apoyo mutuo, el sistema matriarcal, donde las mujeres y los hombres comparten las tareas diarias y trabajan en común para sustentar el bienestar de todos y todas, comparten la crianza, hay rotación de tareas,…
Cuando vivimos así, la vida se hace sencilla, ligera, amorosa. Compartir da felicidad.
Cuando vivimos cada familia encerrada en su casa, agotados, estresados, .. tristemente nos hacemos infelices y consumimos felicidad con los productos que este sistema capitalista nos manda.
Cambiar nuestra forma de vivir, de relacionarnos para vivir mejor, … un gran cambio personal y mundial, …
Como dice bien mi amiga Stefanie, estamos al final de 5.000 anos de patriarcado global y el comienzo del orden simbólico de la Madre.
Necesitamos reconectar con nuestras necesidades más profundas que como mujer han sido durante tantísimos años suprimidas, han suprimido y aniquilado nuestra intuición, nuestra voz, nuestro cuerpo maltratado y violado, infinidad de atrocidades al Ser Mujer que ahora van a parar.
Porque vamos a levantarnos y crear de nuevo un sistema que guarde el amor por todas y por todos.
¡Lilith ha vuelto!
¡La Gran Madre!
¡La conciencia femenina, la Intuición y el Poder!
¡Quiero agradecer a todas las chicas que trabajan diariamente porque El tesoro de Lilith se conozca y que este mensaje y cambio de sistema se agilice, que las niñas crezcan conociendo su cuerpo y valorándolo, haciéndose fuertes y poderosas, las necesitamos, nos necesitan!
A Stefanie, Maria, Cristiana, Diletta y a todas las Mujeres que ya son, igual que yo, Hijas de Lilith.
Escrito por:
Carla Trepat Casanovas, Investigadora de la Sabiduría Femenina y creadora del libro “El tesoro de Lilith, un cuento sobre la sexualidad, el placer y el ciclo menstrual”.